NAZARIO

Esta es la primera entrevista de nuestro nuevo proyecto: coleccionar las historias que compartirán los espíritus libres que frecuentan el local. El primer protagonista es Nazario, amigo íntimo de José Pérez Ocaña y una de las figuras clave de la contracultura española. Yo soy Dessislava, la anfitriona de estas charlas.

Dessislava: ¿Quién es Nazario?

Nazario: Yo soy maestro, dibujante de cómic, pintor, tocador de guitarra flamenca, escritor, fotógrafo, etc.

D: Alejandro me dijo que estás escribiendo tus memorias.

N.: – Sí, estoy escribiendo una especie de autobiografía, ya estoy corregiéndola, llevo un año y medio, dos, va sobre los diarios que escribía cuando tenía doce o catorce años.

D.: Viniste a Barcelona en el año 72, ¿verdad Nazario?

N.: Sí, yo vine en el año 72.

D.: Nazario, ¿qué me vas a decir sobre Ocaña?

N.: Nos conocimos, se creó una química entre los dos y esta química no desapareció hasta su muerte. Para mí es uno de mis amigos más entrañables y aquella gente de la que estoy muy contento y muy orgulloso de haber conocido. Y me gustaría conocer mucha más gente como él.

D: ¿Cómo era Barcelona en esta época? ¿La Rambla, sin turistas, no ?

N: Hombre, había turistas, pero llevaderos. ¿Tú sabes la Plaza Medinaceli? Plaza Real era algo parecido, pero más amplia y más bonita. Con mucho verde, todo lleno de tierra. Los bancos, todo era como muy romántico, había un poco de contraste entre lo neoclásico de la arquitectura, que es un poco frío, y todo igual y la jardinería y las palmeras que le daban este toque romántico que equilibraba un poco todo. En cambio, cuando vino la moda de las plazas duras, en Barcelona hubo un arquitecto que decidió que las plazas debían de  ser limpias. Me imagino para que la policía controlase bien todo. Entonces en esta también quitaron todas las plantas (y menos mal que dejaron las palmeras). Me imagino que a raíz de aquello

empezó a aparecer la plaza en alguna guía turística … Primero con el gancho de las  farolas de Gaudí. La gente miraba una de las farolas , habiendo dos , la gente solo miraba la que está al lado de la c/ Ferran. Entonces ya después ha ido evolucionando y muchas veces ves como a cinco grupos de turistas  les explican ya no de las farolas, sino de todo el entorno de la Plaza. Me imagino que de la arquitectura, me imagino que es una especie de nido de artistas.

D: La primera frase en tu página web es que eres considerado como el padre del underground español. ¿Qué es el underground y qué contiene? ¿Sus personajes, su noche?

N: Al principio el underground era el cine underground y el cómic underground, no había literatura underground. Entonces el cine underground era todo aquel que funcionaba alrededor de Warhol en Estados Unidos.

D: The Factory. 

N: Y después se fue extendiendo por el cine underground alemán, italiano. Con el cómic pasó igual. El cómic underground americano en California empezó con una serie de dibujantes y se fue extendiendo por Francia e Inglaterra con revistas autónomas en cada sitio. Aquí, pues yo me vine de Sevilla para hacer un cómic underground. Tenía una carpeta de dibujos que no podía publicar, porque era un poco subido de tono y entonces yo los hacía libremente. Tenía dificultad para editarlos y tuve que irme a editarlos a Paris al principio.  Aquí en Barcelona nos reunimos unos cuantos dibujantes, vivíamos en una comuna.

D.: Los protagonistas de tus historias también formaban parte de la noche barcelonesa de aquella época. ¿Cómo ves la noche de entonces comparada con la de ahora?

N.: La noche antes era igual que ahora. Nosotros íbamos mucho al Jazz Colon. Se bailaba y estaba muy de moda el poppers. Entonces no había ni coca, ni caballo. Todo el mundo bailaba y llevaba una especie de pañuelo atado en la muñeca impregnado de poppers y una peste por toda la sala.

D.: El poppers es afrodisíaco, ¿lo sabes, no ?

N.: -El otro día estuve aquí con un amigo paquistaní que había ligado con uno americano negro y estaba chupándole la polla y cada momento sacaba la polla de la boca, inhalaba poppers y otra vez seguía y otra vez así y dije este tío está colgado, porque una cosa es que tu lo esnifes y goces del sexo y otra cosa que estás todo el tiempo combinando sexo con poppers, es una locura.

D.: Sé que tú no tomabas drogas.

N.: – Yo fumé mucho tiempo, iba a Marruecos un par de veces al año para comprar hachis, pero para mí el alcohol siempre ha sido mi droga favorita, porque me daba ingenio, me daba conversación.

D.: ¿Cómo podías dibujar al día siguiente con la resaca?

N.: Combinábamos la resaca, la bebida, el alcohol, las pastillas. Se tomaba mucha anfetamina en aquella época y vivíamos, dibujábamos y nos divertíamos.

D.: ¿Con Mariscal?

N.: – Con Mariscal y unos cuantos amigos más, fotógrafos y dibujantes, y empezamos a editar nuestra  propia revista. Por una parte era porque nos apetecía editarla, venderla por los bares. Y por otra parte porque nadie quería en esta época editar los trabajos que hacíamos, porque eran como muy rupturistas, entonces aparecieron editores que decidieron que nos editaban.

D.: ¿Quién era el primero?

N.: Era una editora que se llamaba la Magrabula. Lo que no se editó era una serie de álbumes. Entonces apareció la revista Star, y ya nos publicó un álbum con todas las obras: una recopilación de las tres piezas que habíamos sacado nosotros por nuestra cuenta. Yo dibujaba  una página, pagaban muy poco, pero ya había un medio underground para publicar.

D.: Y follabáis mucho también. 

N.: Esto siempre, como es grátis, más o menos (risas). Y Ocaña era increíble porque era como si estuviera siempre drogado, pero no bebía, ni fumaba, nada, nada, nada, pero tenía siempre un estado de subidón y yo le decía, pero no has tomado ni una copa, ni nada y estás como que si estuvieras borracha, estás más loca que ninguna. A él no le hacía falta, tenía un espíritu natural, era increíble  la capacidad que tenía.

D: Se enamoró de alguien Ocaña alguna vez?

N.: – Ocaña se enamoró muchas veces. El tenía una corte de novios que venían por su casa.

D.: ¿Eran artistas sus novios?

N: ¡No! Él no podía con los artistas.

D.: Hubo como una especie de separación. Al otro lado estaba el grupo de Alberto Cardín, ¿no?

N.: Estas eran Las Intelectualas, Ocaña los llamaba Las Intelectualas en plan despectivo. Sin embargo el Ocaña los novios se los mandaba a Cardín para que les pagara, entonces luego venían a gastarse el dinero con Ocaña. Ocaña era un artista del mimo, del espectáculo, del teatro, cantaba, arrastraba la gente con una seducción impresionante. El problema de Ocaña es que él era un artista del espectáculo, de la performance y a la vez quería ser pintor, entonces fue muy conocido como artista de performance. En todos los ámbitos de Barcelona la gente lo admiraba como performer, no como pintor. Entonces cuando quiso ser valorado como pintor se encontró que la gente lo conocía más como folclórica que como pintor. Esto fue para él bastante dramático. Cuando quiso borrar un poco esta imágen de artista de la calle y de folclórica, de travesti y esto.

D.: Ay, el Camilo, ¡era muy guapo!

N.: Camilo era muy guapo, pero era otro tipo de entrañable, no tenía el ingenio de Ocaña, ni la locura, no esta especie de Ocaña, pero era un tío para mí mítico.

D.: ¿Qué pasó con él?

N.: – Murió de SIDA también.

D.: Porqué dices también, ¿quién más murió de SIDA?

N.: – Murió Pepito, murió otro amigo, murió Juan, murieron muchos amigos de aquella época.

D.: ¿No teníais miedo con esta promiscuidad?

N.: – No lo sabíamos muy bién y cuando lo sabíamos con la borrachera pasábamos de todo. Era un campo minado: si caías, tenías mala suerte, pues te jodías. De hecho tengo amigos que murieron de SIDA y en absoluto eran promiscuos, no es que te pasaba porque ibas mucho a sauna o a Estados Unidos, sino simplemente porque estabas con el tío equivocado y tenías mala suerte. También era una época que la gente cogía SIDA y se moría, porque ahora tengo muchos amigos que tienen SIDA y llevan veinte años con ella y se medican y está la enfermedad allí como dormida. Pero aquello era fulminante, coger el SIDA y al año siguiente o en dos años paf, ya estaba muerto.

D.: ¿Qué otros locales, aparte de Jazz Colón, solíais visitar?

N.:  La verdad es que no parábamos de entrar y salir, de ir a los sitios, siempre había fiesta. Había fiestas en las casas de la gente  y aquí en la Plaza Real siempre nos reuníamos. El fin de semana estábamos como veinte en una mesa hasta que empezó el turismo y empezaron a subir los precios. Porque claro, antes te tomabas tres o cuatro cervezas tranquilamente y no era muy caro, pero hoy en día te tomas una cerveza y ya está, tienes el presupuesto desequilibrado. Bueno, después en los 80 vino la moda del bar Kike. El bar Kike es un bar mítico donde el Paca de Tomate, que también era un personaje muy célebre, estaba muy loco. Hacía transformismo muy diferente de lo que hacía la gente, no era un transformismo serio, era un poco paródico. Se tiraba por los suelos, cogía una fregona, atacaba a la gente y era algo como muy espectacular y sobre todo muy marginal. No eran los números típicos de la Mariline, ni de la Edit Piaf, nada de esto. En este el bar Kike, que estaba al lado, en la calle Raurich, nos reuníamos todos los amigos, hacíamos mucha performance en el bar, llenábamos las paredes con pintura. También íbamos con Camilo al bar Venus donde nos invitaban a copas y nos emborrachábamos

D.: Y el local Ocaña, ¿qué te parece?

N.: Es un bar que ha generado muchas expectativas para mucha gente. Lo único es que hay mucha gente que está esperando a ver qué giro toma, definir el público que lo frecuente.

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Alejandro Molina